Un gato sin nombre, narrador y protagonista, se convierte en observador y crítico de la sociedad japonesa de su tiempo. El perspicaz y sabiondo felino se interna en los escondidos recovecos de la sociedad para escudriñar conductas, escuchar conversaciones y presenciar hechos que le dan pie para sentar cátedra de filósofo. En realidad, al confiar al gato el papel de inquisidor y fustigador de los entuertos humanos, lo que el autor intenta es pasar por el tamiz modas, costumbres y formas de pensar importadas de Occidente. Bajo la implacable mirada de un gato que se presenta con un yo mayestático y petulante, la novela suscita, además de sonrisas, inquietud en torno al eterno conflicto entre la horma cultural indígena y el modelo de civilización traído del exterior.áEsta novela es una excelente iniciación para todos aquellos lectores que quieran comprender al pueblo japones, siempre atento al progreso moderno y, al mismo tiempo, respetuoso con su patrimonio ancestral, que, a veces, se antoja misterioso y enigmático. Sin pretenderlo, el gato sin nombre acaso ayude tambien a superar barreras y enigmas culturales.
Natsume Soseki
Tokio, 1867 - 1916. Natsume Sōseki, seudónimo literario de Natsume Kinnosuke, nació en 1867 cerca de Edo (la actual Tokio). Descendiente de una familia de samuráis venida a menos, fue el menor de seis hermanos. Cuando tenía dos años, sus padres lo entregaron en adopción a uno de sus sirvientes y a su mujer, con quienes viviría hasta los nueve años. En 1884, instado por su familia, se matriculó en la Universidad Imperial de Tokio para cursar Arquitectura, aunque acabó estudiando Lengua Inglesa. En 1886 trabó amistad con el poeta Masaoka Shiki, que lo inició en el arte de la composición de haikus. Fue entonces cuando adoptó el nom de plume de Sōseki (que en chino significa «terco»). Tras graduarse en 1893, empezó a trabajar como profesor en la Escuela Normal de Tokio, pero pronto, en 1895, fue destinado a la Escuela Secundaria de Matsuyama, en la lejana isla de Shikoku. Parte de sus experiencias en esta remota escuela rural serían recogidas en su novela Botchan (1906; Impedimenta, 2008). Apenas un año después de haber llegado a Matsuyama, Sōseki dimitió de su puesto y comenzó a enseñar en un instituto de la ciudad de Kumamoto, donde conoció a su futura esposa. En 1900 se le concedió a Sōseki una exigua beca del Gobierno japonés y se lo envió a Inglaterra. En este país pasó los años más tristes de su vida, leyendo libros sin parar, deambulando por las calles y pasando miserias sin cuento. Parte de sus sombrías reflexiones sobre la vida inglesa fueron publicadas años después en el diario japonés Asahi. Regresó a Japón en 1902, con un contrato para enseñar en la Universidad Imperial de Tokio, donde sucedió al escritor Lafcadio Hearn como profesor de Literatura Inglesa. La carrera literaria de Sōseki se inició en 1903, cuando comenzó a publicar haikus y pequeñas piezas literarias en revistas como Hototogisu. La fama le llegó con la publicación en 1905 de Soy un gato (Impedimenta, 2010), y al año siguiente Botchan (Impedimenta, 2008) lo catapultó al éxito, convirtiéndose automáticamente en un best seller y en una de las novelas más leídas por los japoneses durante décadas; obra, que, además, fue galardonada con el Premi Llibreter 2008. Sōseki escribió catorce novelas en total a lo largo de su vida, entre las que cabe destacar El minero (1908; Impedimenta, 2016), o Sanshiro (1908; Impedimenta, 2009), que forma parte de una trilogía que se completa con Daisuke (1909, Impedimenta, 2011) y La puerta (1910; Impedimenta, 2012); en cuanto a su etapa más madura, sus obras más importantes son, sin duda alguna, Kokoro (1914; Impedimenta, 2014) y Más allá del equinoccio de primavera (1912; Impedimenta, 2018). Natsume Sōseki murió en Tokio en 1916 a los 49 años de edad, a causa de una úlcera de estómago. De este mismo año data Luz y oscuridad (Impedimenta, 2013). En 1984, y en homenaje a su fama y trascendencia, el Gobierno japonés decidió poner su efigie en los billetes de mil yenes.
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