Santiago Vilanova, periodista, escritor y consultor ambiental publica Els conspiradors del canvi climàtic (Lapislàtzuli), donde completa el ciclo de ensayos sobre la gobernanza mundial del medio ambiente, compuesto por L’onada ecològica, donde trata sobre la adaptación a las normativas ambientales europeas; Empresaris verds per a un planeta blau, ensayo de 1994 escrito a su regreso de la cumbre de Río de Janeiro, y L’emergència climàtica a Catalunya. Revolució o Col·lapse de 2021. Con anterioridad, Vilanova escribió tres libros sobre los accidentes nucleares de Three Mile Island en Harrisburg, Chernobil y Fukushima, para dejar claros muchos argumentos contra la energía nuclear.
Su libro se titula “Els conspiradors del canvi climàtic”. ¿Por qué?
En todos mis libros ha explicado el papel que han jugado las grandes compañías petroleras, gasistas y nucleares, para controlar y dominar una gobernanza que no afecte a su explotación de recursos fósiles. Hablo de conspiradores, sí: de diplomáticos, políticos, empresarios, científicos y comunicadores, que han colaborado con la cultura del escepticismo climático o están actuando a favor de retardar el proceso de cambio de paradigma energético. Negacionistas y retardistas son las dos caras de la misma moneda.
Este asunto ya lo trata el Mercaderes de la duda, de Naomi Orestes.
Sí, pero yo me centro en la ONU, en las conferencias del clima y en la gobernanza.
Usted habla de arrepentimiento de algunos grandes empresarios, contaminadores, que luego han intentado tutelar o reconducir los cambios. ¿Quiénes son esos conspiradores?
Por ejemplo, Maurice Strong, que fue secretario general de la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro (1992). Fue propuesto para el cargo a U Thant, secretario general de las Naciones Unidas, por el embajador sueco y diplomático de la ONU Sverker Aström. Y venía avalado por la fundación Rockeffeller, de la que fue asesor: por Robert McNamara, presidente del Banco Mundial; por Henry Kissinger y Zbigniew Brzezinski, consejero de seguridad del presidente Jimmy Carter. Por lo tanto, era un hombre que ya estaba vinculado a la Standard Oil empresa petrolera de Rockefeller y al club Bilderberg.
¿Quién más?
Otra personalidad conspirativa fue Stephan Schmidheiny, miembro de unos de los clanes familiares más ricos del negocio de la producción de cemento (industria responsable del 7% de las emisiones de CO2). Fue condenado por la contaminación causada por su empresa, Eternit, que causó centenares de muertes por el amianto en Casale Monferrato (Italia). Organizador del más grande ecoblanqueo, propició el World Business Council for Sustainable Development, que integra a grandes corporaciones contaminantes.
Usted sostiene que ante la toma de conciencia social sobre la degradación mundial del planeta las élites vieron venir un gran tsunami social, pues hubo una gran movilización social…, y decidieron reaccionar.
Esa movilización fue el Earth Day, el Día de la Tierra, del año 1970. Fue clave, porque se movilizaron 20 millones de americanos y más de 2000 municipios, así como la mayoría de las universidades. La manifestación de Nueva York tuvo una reacción muy superior a la “Marcha por el trabajo y la libertad” de Luther King. Aglutinó toda conciencia ecológica en Estados Unidos, a raíz de la guerra de Vietnam y las fumigaciones de su población con el agente naranja; la contaminación de dioxinas de las incineradoras; la catástrofe petrolera en la costa californiana de Santa Bárbara; la lucha antinuclear y el impacto del libro La Primavera Silenciosa” de Rachel Carson.
Fue un momento de gran ebullición
Toda esa dinámica eclosionó en el “Earth Day”, una idea del senador ambientalista Gaylord Nelson, ex gobernador de Wisconsin, y al que se unió Denis Hayes, activista ambiental y coordinador del evento, así como el filósofo Alan Watts; el historiador Lewis Mumford; el biólogo Barry Commoner y el abogado y activista Ralph Nader
Y ¿cuál fue la reacción?
Lo primero que hizo Richard Nixon tras el éxito del “Earth Day” fue crear la Agencia para la Protección del Medio Ambiente (EPA), pero, por otro lado, dio órdenes al FBI que dirigía John Edgar Hoover, para desprestigiar todo este movimiento acusándolo de ser liderado por comunistas y de haber escogido el día 22 de abril porque era el día que nació en 1870 Lenin. Y esto era falso.
¿Y cómo se respondió?
Entonces vieron que tenían que hacer algo en las Naciones Unidas y propusieron organizar la conferencia de Estocolmo sobre Medio Ambiente Humano de 1972, encargada a Maurice Strong, quien convocó en junio de 1971 un seminario ad hoc en Founex (Suiza), con participación de 25 personalidades especialistas en desarrollo y medio ambiente y cuya misión era ver cómo enfocar ideológicamente la conferencia de Estocolmo.
¿Qué importancia le da a esa reunión?
Una de las personalidades asistentes era Ignacy Sachs, economista polaco y catedrático de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales en Francia, quien introdujo el concepto de ecodesarrollo. Eso molestó mucho a Kissinger.
¿Por qué?
Porque considerada que el ecodesarrollo era un planteamiento crítico con el crecimiento. El concepto de ecodesarrollo fue bloqueado por Kissinger, quien prefirió que se hablara de desarrollo sostenible, más adecuado estratégicamente al tipo de desarrollo que deseaban las grandes petroleras para no verse afectadas. Y esa fue la consigna que dio en una carta dirigida a Strong, que ya era director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medo Ambiente, según declaró el propio Sachs.
Kissinger avaló el ‘desarrollo sostenible’, más aceptable para las grandes petroleras y el 'establishment'
¿Me está diciendo que la idea de desarrollo sostenible, que luego populariza Informe Brundtland en 1987 es un intento de bloquear o torpedear este gran tsunami social que las élites veían venir a favor de un desarrollo más equilibrado?
Sí, ese el concepto que ha cuajado; era más asimilable para el establishment. Pero en América Latina y África se habla más de ecodesarrollo, porque el concepto incluye una visión mucho más descentralizada, a favor de un crecimiento respetuoso con la demografía y con el control de los recursos. El desarrollo sostenible ha actuado como un ecowashing. “Crecimiento” y “desarrollo sostenible” es un oxímoron. El ecodesarrollo asume todos los valores de la ecología científica y social.
¿Usted a quién destacaría como personalidad que ha hecho una contribución real valiosa?
A Al Gore, a pesar de su vinculación con la energética Enron, hizo una contribución importante en la divulgación de los efectos del cambio climático. En octubre de 1995, en Boston, en una reunión de la Society of Environmental Journalists celebrada en el MIT, a la que asistí, Al Gore dijo que se sentía boicoteado. Tenía un proyecto de Plan Marshall Verde a nivel mundial, pero las petroleras, unidas en la Global Climate Coalition, fundada por Exxon, se opusieron a su estrategia.
Las petroleras se han organizado.
Las petroleras se han organizado a través de tres grandes estructuras: la Global Climate Coalition, que funcionó desde 1989 al 2002 y que financió a científicos que desmentían el cambio climático; la American Petroleum Institute, fundada en 1919, que pagó los primeros estudios sobre el calentamiento en los años 60, y que ya supo que solo los bosques y los océanos podrían absorber la mitad de CO₂, y la International Petroleum Industry Environmental Conservation Association (Ipieca), fundada en 1974. Esta entidad está muy vinculada al Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU.
¿Cómo?
En el primer informe del IPCC, un total de 11 representantes de la industria petrolera influyeron en el proceso de redacción del documento, según Cristophe Bonneuil, historiador de ciencias del Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia (CNRS), y en el último informe ya eran 600. Las asociaciones de las petroleras han tenido una gran influencia. Han estado detrás de los conspiradores que han intentado controlar la acción climática.

Santiago Villanova
Usted es muy crítico con las cumbres del clima.
Lo hemos visto en la elección de las sedes y en quién las dirigió. Maurice Strong y su equipo controló durante tres décadas toda la diplomacia ambiental; desde la Conferencia de Estocolmo hasta la Cumbre de Johannesburgo en el 2002. Este hombre de negocios canadiense fue elegido y secretario general de la Cumbre de Río dirigía Ontario Hydro, empresa energética impulsora de los reactores CANDU.
Muchas presiones...
Las últimas cumbres del clima han sido muy decepcionantes porque se ha visualizado esta presión de los lobbies del petróleo, especialmente en las tres últimas: Sharm El Sheikh, Dubai y Bakú.
¿Y la de Brasil, la conferencia número 30 de este año?
La COP 30 de Belém se organiza en otro petroestado que ha autorizado a Petrobras nuevas explotaciones offshore frente a la desembocadura del Amazonas. Se hará en Pará, uno de los estados más degradadas por la extracción de oro, incendios, deforestación y contaminación de acuíferos. Esta conferencia se organiza para blanquear la imagen del presidente Lula da Silva que tomó la decisión de autorizar la macro presa de Belo Monte, en la cuenca del Xingú.
Hay que reformar las conferencias del clima o crear una organización mundial del medio ambiente
¿Qué propone?
En las conferencias sobre el clima es cuestionable la presencia, en un 70%, de los científicos anglosajones. Además, las decisiones se toman por consenso, y no por dos tercios. O vamos hacia una reforma de las conferencias del clima (COPs) o hay que crear una organización mundial del medio ambiente.
¿Una reforma de las COPs es necesaria?
Es lo que piden Christiana Figueres, que fue secretaria ejecutiva de la Convención Marco del Cambio Climático; el Club de Roma y Ban Ki-Moon, ex secretario general de la ONU. Otra corriente de opinión dice que hay que crear una Organización Mundial del Medio Ambiente, con el rango de una Organización Internacional del Trabajo o la Organización Internacional de Comercio. Un intelectual al que iro, Edgar Morin, autor de Tierra Patria, se ha mostrado partidario de constituir una nueva gobernanza mundial del medio ambiente que no tenga los vicios y corrupciones generados por la dependencia a las petroleras. Otra propuesta es crear un Tribunal Penal Internacional del Medio Ambiente, que juzgue los ecocidios perpetrados por las grandes empresas energéticas y mineras. En el planeta 1.600 litigios contra grandes empresas contaminadoras planteados por la sociedad civil y oenegés
Hablemos de soluciones. ¿El decrecimiento lo es?
Lo debería ser, sí
¿Qué se necesita?
Frente esta conspiración de negacionistas y retardistas crecerá una conspiración civil, protagonizada por los consumidores y entidades de la sociedad civil y que precisa de partidos que se comprometan con el cambio de paradigma energético.
¿Qué más carencias detecta…?
Debemos combatir el tecnosolucionismo, esa falsa idea de que la tecnología lo va a resolver todo. ‘No os preocupéis que vamos a absorber el CO₂ antes de que llegue a la atmósfera’.
El presidente de la Aramco dice que la transición ecológica fracasará por la incorporación de la inteligencia artificial y por el consumo enorme que provocarán los centros de datos
Y llega el gran apagón.
Ante la polémica que ha suscitado, soy partidario de apoyar al Gobierno en su decisión mensaje a favor de cerrar las nucleares e impulsar las renovables.
¿Echa algo en falta?
No ha habido un debate sobre la propia estructura de la red. La aberración es introducir las energías del sol, que llevan en su esencia la idea de autogestión y de descentralización, en una red hipercentralizada y que lo va a ser todavía más con la incorporación de la inteligencia artificial y de los centros de datos (“data center”), que van a incrementar enormemente el consumo de energía. Amin Nasser, presidente de la Aramco saudí, ha declarado que la transición energética fracasará por la demanda enorme de consumo de los países en vías de desarrollo, por la incorporación de la inteligencia artificial y por el consumo enorme que provocarán los centros de datos, que no podrán satisfacer las energías renovables.
Buena parte del libro lo dedica a los usos del litio...
Habitualmente, se piensa solo en el litio-7 para las baterías de los coches eléctricos y las baterías. Pero, la opinión pública desconoce que el isótopo litio-6 sirve para la fusión nuclear y para las bombas de hidrógeno y para evitar corrosiones en el circuito primario de los reactores de fisión. Y será utilizado también por los nuevos reactores modulares (SMR) que Bill Gates está fomentando.